La criatura de seda

Siento como la dura corteza del roble de mis emociones comienza a partirse, mostrando la crisálida de aquel ente puro que se albergaba en las entrañas de mi ser, sin saber que le espera aquella criatura ciega que hace tiempo no ve la luz se mueve con un entusiasmo en un mundo de sombras y sospechas. Dentro de el hay un órgano singular, que late, que fluye, que despacha sensaciones a todo su cuerpo alimentando de sustancias invisibles que se irrigan en su ser motivandolo a buscar ese calor que emana el mundo a la distancia. Cada día la criatura anda por ahí sin saber nada, solo siguiendo su instinto de buscar lo que le hace bien, parándose para sentir lo que le rodea, los arboles, las demás criaturas ciegas que son frías y estáticas, el se sorprende de tantas cosas que hay y a pesar de no verlas las siente con su piel envuelta de seda suave que protege su delicado ser. Ha pasado el tiempo y su organismo a madurado, su percepción del mundo cambia cada día mas y su físico se a endurecido después de tantos enfrentamientos con la realidad y ha tenido que desarrollar armas para afrontar a esos espectros invisibles llenos de ruidos y vibraciones que perturban todo. Ya ha saboreado las amargas mieles del conflicto y la derrota pero los dulces néctares de la victoria y la paz lo serenan de sus tensiones, a pesar de haber pasado tiempo el continua buscando ese calor que buscaba desde su concepción, noto que las demás criaturas lo emanaban pero de manera fugaz y ligado a un estimulo banal que no lograba entender. La invidente criatura absorbía el conocimiento que emanaba el entorno y llego a entender que ese calor lo llamaban amor, pero en el mundo era escaso, mas que los fluidos negros de la tierra o las doradas entrañas de las montañas, era algo que los llamados humanos no podía entender y aun así era el motivante de su vida. Ciego, multiforme, cambiante y en constante amenaza la criatura buscaba constantemente ese calor que sabia muy dentro de el que le haria cambiar, cambiar de tal manera que podría ver con ojos reales un mundo donde la ceguera no lo tuviera que proteger de las atrocidades intactiles, esa criatura anda por ahí buscando el calor real que le mostrara las luz del mundo.

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